Los riesgos asegurables de una empresa son aquellos que permiten desarrollar tu actividad sin preocupación gracias a los seguros.
Existen muchos tipos de pólizas que tu negocio puede contratar, desde un seguro de responsabilidad civil para construcción hasta un seguro para directivos, lo que está claro es que la prevención es sinónimo de crecimiento. Contar con el apoyo de una compañía aseguradora te permite enfocar tu atención en lo realmente importante.
Riesgos asegurables de una empresa, ¿qué son?
Sacar adelante un negocio es duro, se necesita aprovechar todo el tiempo disponible para hacerlo crecer. Si queremos enfocarnos en nuestra empresa, no podemos estar pendientes de todos los riesgos que rodean la actividad laboral.
Aquí es donde entran los seguros, para proporcionarnos tranquilidad y despreocupación, para poder centrar nuestros esfuerzos en lo realmente importante.
Tipos
Dentro de los riesgos asegurables encontramos los inherentes a la actividad laboral y los que son totalmente ajenos a ella.
Algunos de ellos pueden evitarse con medidas preventivas, otros requieren medidas de protección específicas y otros no pueden preverse pero sí subsanarse gracias al seguro.
- Laborales y de salud: enfermedad profesional, accidente laboral.
- Logísticos: como por ejemplo el vuelco de un camión y su carga.
- Operacionales: derivan de la explotación del negocio o la acción de terceros. Son los fallos en la producción, en el suministro, los riesgos de impagos, etc.
- Físicos: como el incendio de una planta por un fallo mecánico, eléctrico, térmico, un escape, etc.
- Químicos: similares a los físicos. Por ejemplo, la contaminación del espacio a causa de los gases derivados de un riesgo físico como un incendio.
- Naturales: desde una inundación hasta la caída de un meteorito. Suena a película de ciencia ficción, pero teniendo en cuenta el cambio climático, debemos protegernos ante cualquier imprevisto.
- Psicosociales: los grandes olvidados. Piensa que en una revuelta o una manifestación puede haber coches incendiados o daños a trabajadores en sus puestos.
- De seguridad: delincuencia, sabotaje, ciberataques, fraudes…
- Reclamaciones por responsabilidad civil: son los riesgos relacionados con reclamaciones de terceros.
¿Cómo proceder ante estos riesgos?
De los mencionados anteriormente, ¿en cuántos habías reparado?
Existen riesgos que no tenemos en cuenta por lo insólitos o porque no pensamos que vayan a afectarnos nunca. Sin embargo, prevenir es sinónimo de evitar un mal mayor y de ahorro económico.
Un análisis de riesgos es la solución a este problema. La compañía aseguradora es quien analizará las variables para facilitar la toma de decisiones.
Contar con un plan de continuidad del negocio, y unos protocolos predefinidos en caso de que el suceso tenga lugar, dotará a nuestra empresa de una capacidad de adaptación absoluta. El objetivo principal es que no tengamos que interrumpir nuestra actividad y, en caso de tener que hacerlo, sea el menor tiempo posible.
Cubrir los riesgos asegurables de una empresa es la garantía de que tu negocio seguirá funcionando a pesar de los imprevistos.