La actividad de la construcción cuenta con un enorme número de profesionales distintos. Desde albañiles hasta instaladores, contratistas o promotores. Abarca un gran número de especialistas y, por lo tanto, muchas situaciones que pueden necesitar la intervención de un Seguro de Responsabilidad Civil para la Construcción. ¿Quieres conocer un poco más en profundidad este producto? ¡No te pierdas estas nuevas líneas de nuestro blog!
En primer lugar, hay que ser conscientes que la construcción es una actividad que puede generar muchos y diversos riesgos. Llegados el caso, los promotores, contratistas e intervinientes deberán asumirlos con su patrimonio a no ser que cuenten con una póliza que les cubran de posibles eventualidades.
Es ahí donde entra el Seguro de Responsabilidad Civil para la Construcción. Se trata de un contrato específico para este sector y que se hará cargo de la indemnización de aquellos daños a terceros que pudieran haberse originado durante la actividad.
Pero, ¿realmente es tan importante contar con una póliza de este tipo? Lo cierto es que es obligatorio contar con este seguro para llevar a cabo cualquier tipo de obra o reforma, por muy pequeña que esta sea. Es por ello que puede considerarse como uno de los más importantes, cubriendo eventualidades causadas a terceras y evitando que estos inconvenientes impacten en nuestro patrimonio de una manera negativa.
¿De qué riesgos nos cubre el Seguro de Responsabilidad Civil para la Construcción?
Podríamos definirlos en tres grandes grupos:
- Riesgos previos a la actividad: Podríamos definirlos como aquellos que corren los técnicos, arquitectos, aparejadores o ingenieros. Se pueden dar en diversas fases de cualquier proyecto, como por ejemplo durante el estudio previo, la elaboración de los planos, estudios geotécnicos, movimientos de tierra…
- Riesgos durante la actividad: Suelen ser los más habituales y por los que más veces interviene un Seguro de Responsabilidad Civil para la Construcción. En este grupo podríamos englobar riesgos como la caída de objetos, los fallos de sujeciones, los accidentes que pudieran tener los trabajadores…
- Riesgos posteriores a la actividad: En último lugar, no hay que olvidar que una vez acabada la obra, todavía pueden darse diversas situaciones de riesgo o fallos que podrían causar daños a terceros. Algunos ejemplos son los malos anclajes o acabados inadecuados.
