¿Qué es un linfoma?

Un linfoma es una proliferación maligna de linfocitos (células defensivas del sistema inmunitario), generalmente dentro de los nódulos o ganglios linfáticos, pero que a veces afecta también a otros tejidos como el hígado y el bazo. Dicho de otra forma, es un cáncer que se inicia en el tejido linfático.

Otros tipos de cánceres pueden desarrollarse en otros órganos (pulmón, colon, etc.) y después extenderse al tejido linfático. Los linfomas, en cambio, se inician en el tejido linfático y pueden extenderse a otros órganos.

Durante el desarrollo de esta enfermedad se produce una merma en el funcionamiento del sistema inmunitario que puede ser más severa cuanto más se haya diseminado la enfermedad. Dicha deficiencia puede hacer que una persona se vuelva más susceptible a cierto tipo de infecciones. Además, si la médula ósea se ha visto afectada pueden producirse anemia u otros cambios en las células de la sangre.

Existen dos tipos principales de linfoma. El linfoma de Hodgkin o enfermedad de Hodgkin (el doctor Thomas Hodgkin fue quien lo describió por primera vez en 1832). Todos los demás tipos de linfoma se denominan linfomas no Hodgkin.

Una vez determinado el tipo de linfoma, éste se clasifica según su pronóstico (probabilidad de recuperación) por grados: bajo, intermedio y alto.

Sin embargo, un sistema más nuevo, denominado sistema REAL, divide los tipos de linfoma de acuerdo con su comportamiento clínico en tres categorías: indolente, agresivo y altamente agresivo.

Los linfomas indolentes tienden a crecer de forma lenta. Aun sin ningún tratamiento, los pacientes con linfomas de bajo grado con frecuencia viven muchos años sin presentar problemas a causa de la enfermedad. Para algunos de estos pacientes, no se sugiere ningún tratamiento hasta que se desarrollen síntomas.

Los linfomas agresivos y altamente agresivos crecen más rápidamente. Sin tratamiento, la esperanza de vida de estos pacientes es de semanas o meses. Afortunadamente, la mayoría de los linfomas agresivos y altamente agresivos responden bien a la quimioterapia y muchos de ellos se curan.

 

Síntomas de los linfomas

 

La detección precoz es la mejor forma de tratamiento de un linfoma y, por tanto, si aparecen síntomas de la enfermedad se debe consultar con el médico cuanto antes. Tanto para el linfoma de Hodgkin como para el linfoma no Hodgkin, los síntomas más característicos y comunes son:

  • hinchazón o protuberancia de los ganglios linfáticos del cuello, la axila o la ingle sin presentar dolor
  • fiebre sin explicación aparente que no remite
  • sudoración nocturna
  • cansancio permanente
  • pérdida de peso sin causa aparente
  • picor en la piel.