¿Tienes claro qué es un seguro de responsabilidad civil profesional? ¿Cuáles son sus límites o su enfoque principal? No te preocupes. Vamos a tratar de presentártelo en estas nuevas líneas de nuestro blog. Esperamos que os sean de utilidad y os permitan resolver cualquier duda que pudierais tener. ¿Preparados? ¡Pues empezamos ya mismo!
En Mastery contamos con productos adecuados para cubrir la responsabilidad civil profesional de cualquier profesional. Como sabrás, esta se puede definir como aquella que implica a una persona por cualquier tipo de daño causado a un tercero y que hubiera sido consecuencia de cualquier acción u omisión negligente durante la actividad laboral, independientemente de cuál sea esta.
¿Cuál es el objeto de un seguro de responsabilidad civil profesional?
La misión de esta clase de póliza es actuar como escudo frente a daños profesionales y materiales que un trabajador pudiera causar a sus clientes. Es independientemente que estemos hablando de acciones involuntarias o simples errores. Del mismo modo, el seguro de responsabilidad civil profesional también se encargará de los hipotéticos perjuicios que estas acciones pudieran causar.
Según la legalidad vigente, cualquier persona que cause un daño a otros, está obligado a repararlo. Esto aplica también al ámbito laboral. Así, con una póliza de estas características, el profesional en cuestión estará totalmente cubierto. El beneficio claro es que no tendrá que asumir las consecuencias económicas de los incidentes ocurridos. Eso sí, deben estar recogidos y cubiertos por la póliza del contrato.
¿Qué ocurre en caso contrario? Pues si un trabajador no cuenta con un seguro de responsabilidad civil profesional, tendrá que hacer frente a la reparación del daño con su propio matrimonio cuando se trate de una negligencia profesional. Como puedes comprobar, esta clase de contratos supone una importante garantía, tanto para los trabajadores como para toda aquella persona que se decida a contratar sus servicios.
Finalmente, la propia naturaleza del seguro lo convierte en esencial para toda clase de actividades, tanto las de oficina como las profesiones más exigentes o de cara al público. Todas ellas cuentan con ciertos niveles de riesgo que es preciso cubrir para evitar daños a terceros que pudieran resultar importantes o costosos de reparar.